Crucifijo y Religión en todos los colegios e institutos

Y en la Universidad también

Reproducimos una pegatina de la Campaña contra el laicismo de nuestros correligionarios de las Juventudes Tradicionalistas, para ilustrar dos acontecimientos recientes que es necesario consignar.

Ayer, el ridículo e ilegítimo «Tribunal Europeo de Derechos Humanos» de Estrasburgo falló que la presencia del Crucifijo en las aulas constituye «una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones» y de «la libertad de religión de los alumnos». Lo hacía a instancias de una finlandesa que atiende por Soile Lautsi, que demandaba al Estado italiano, el cual ha sido además condenado por el tribunal de marras a pagar a la finesa 5.000 euros por «daños morales». Para esto sirve la maldita Unión Europea: para acabar con la independencia y la identidad de los pueblos, para arruinar la economía española, para destruir la Universidad con el «Espacio Europeo de Educación Superior», y para imponernos que arranquemos a Dios de entre nosotros: que suprimamos la Cruz, instrumento de nuestra Redención y emblema de nuestra civilización. Por cierto: no ha faltado algún profesor, de esos que suscitan la duda de cómo llegaron siquiera a obtener la licenciatura, que ha aprovechado su clase para soltar el mítin laicista y descerebrado a sus alumnos, felicitándose por la estrasburgada.

El otro acontecimiento nos pilla más de cerca, pero va en la misma línea. El mismo equipo rectoral que anda anunciando a bombo y platillo sus preparativos para el VIII centenario de la Universidad de Salamanca, en 2018 (la Universidad es en realidad aún más antigua, pero esa es otra historia), se ha gastado los cuartos de la Universidad en publicar una Antología laica, de unos tales Henri Peña-Ruiz y César Tejedor de la Iglesia, presentada también a bombo y platillo hace unos días. Olvidan, tal vez, que la Universidad de Salamanca (como todas las Universidades que cuenten más de cien años) fue una creación de la Iglesia, al amparo de la Catedral. Olvidan que los laicistas, desde el siglo XIX, persiguieron a esta Universidad y a sus profesores, la cerraron, le robaron sus propiedades, la redujeron a un pequeño instituto provinciano. La función principal de la Universidad es la búsqueda de la Verdad. Los enemigos de Cristo, que son los enemigos de la Verdad, son también los enemigos de la Universidad.